¡Hola! Soy Leslie Villatoro, terapeuta y Biodescodificadora, y en más de 10 años de experiencia he aprendido que cuando alguien da el paso hacia la terapia, suele ser porque ha estado navegando por una incomodidad un rato y ha llegando al punto de reconocer que es hora de hacer un cambio significativo en su vida.
Este proceso puede estar motivado por diversas razones: enfrentar un dolor emocional profundo, sentirse estancado en la vida o simplemente buscar un mayor bienestar físico, emocional y mental. La terapia ofrece un espacio seguro para explorar y abordar estos desafíos, y es un paso valiente hacia el autodescubrimiento y la transformación personal.
A lo largo de mi trayectoria como terapeuta, he identificado errores comunes que pueden obstaculizar el progreso terapéutico. En este artículo, profundizaré en estos errores para ayudarte a maximizar el potencial de la terapia y lograr un crecimiento personal más significativo.
No esperar resultados rápidos:
Uno de los errores más comunes es esperar una solución rápida a problemas que han sido arraigados durante mucho tiempo. Es importante comprender que el cambio significativo lleva tiempo y esfuerzo. La terapia es como sembrar una semilla: requiere paciencia, cuidado y atención continua para crecer y florecer. Por ejemplo, María Inés B. llegó a consulta muy desesperada buscando alivio instantáneo para sus ataques de ansiedad, tuvo excelentes resultados en las primeras tres sesiones, pero descubrió que el verdadero cambio requiere un compromiso a largo plazo y una práctica constante de técnicas terapéuticas para aprender a calmar su mente ante el estrés del día a día.
No depender en exceso del terapeuta:
A menudo, los pacientes caen en la trampa de pensar que el terapeuta tiene todas las respuestas y soluciones para sus problemas. Sin embargo, la terapia es una colaboración en la que tanto el terapeuta como el paciente desempeñan un papel activo. El terapeuta ofrece orientación y apoyo, pero es fundamental que el paciente reconozca su propia sabiduría interior y participe activamente en su proceso de crecimiento. Yo por ejemplo, suelo brindar a mis pacientes herramientas adicionales a la terapia cómo meditaciones, libros, tareas terapéuticas, actos psicomágicos, etc. para acompañarlos en su camino. Tu puedes avanzar y nutrir tu proceso día a día. Por ejemplo, Juan Carlos V. aprendió a confiar en su intuición y participó activamente en su proceso terapéutico, eso nos pemitió descubrir nuevas perspectivas y soluciones a sus desafíos.
No ocultar verdaderos sentimientos:
La honestidad consigo mismo y con el terapeuta es fundamental para el progreso terapéutico. Ocultar o minimizar los verdaderos sentimientos puede obstaculizar el proceso de autoexploración y crecimiento. Es importante te sientas seguro para expresar tus emociones, pensamientos y preocupaciones de manera abierta y honesta. Tuve una paciente Ana, que por miedo al juicio evitó darme una información importante para su proceso, cuando logro liberarse del juicio y la vergüenza y me compartió el origen de su verdadera culpabilidad me permitió abordar adecuadamente sus problemas subyacentes.
No poner en práctica lo aprendido fuera de terapia:
La terapia es solo una parte del proceso de cambio. Es esencial que el paciente aplique lo aprendido en su vida diaria para ver resultados significativos. Esto puede incluir practicar habilidades de afrontamiento, cambiar patrones de pensamiento negativos o implementar cambios en el comportamiento. Por ejemplo, puedes aprender técnicas de relajación en terapia para manejar tu estrés diario, lo que le te permitirá experimentar una mejora en tu bienestar emocional y mental más controlable, sostenible y con resultados a largo plazo..
No establecer expectativas realistas:
Es importante tener expectativas realistas sobre lo que la terapia puede lograr. Algunas personas esperan resultados instantáneos o una solución rápida a sus problemas. Sin embargo, el proceso terapéutico lleva tiempo y es importante ser paciente y realista sobre los resultados esperados. Tu terapeuta puede ayudarte a establecer metas alcanzables y a comprender qué esperar en cada sesión, es importante para ambos establecer los objetivos claros para que tengas noción de la ruta de abordaje y tu avance.
No abandonar prematuramente:
El cambio es un proceso gradual y puede haber momentos de frustración o desánimo en el camino. Es importante no rendirse ante los primeros obstáculos. Habla con tu terapeuta si te sientes frustrado para que puedan trabajar juntos para superar los desafíos. Cada paso que das en tu proceso terapéutico te acerca un poco más a tu bienestar emocional y crecimiento personal.
No Resistir al cambio:
A veces, el miedo o la incomodidad pueden obstaculizar el progreso terapéutico. Es importante reconocer y trabajar a través de esta resistencia para permitir un crecimiento y una transformación más profundos. El terapeuta está ahí para ayudarte a explorar y superar estas barreras, pero es importante que estés dispuesto a enfrentarlas y trabajar a través de ellas.
No participar activamente:
La terapia es un proceso colaborativo en el que el paciente desempeña un papel activo. Es importante participar plenamente en tu proceso terapéutico, compartiendo abiertamente tus pensamientos, sentimientos y preocupaciones con tu terapeuta. Esto permite una mayor comprensión y un progreso más significativo en tu camino hacia el bienestar emocional y mental.
En conclusión, la terapia es un viaje colaborativo hacia el bienestar emocional y mental. Al evitar estos errores comunes y comprometerte activamente con el proceso terapéutico, podrás desbloquear tu mayor potencial de autoexploración, crecimiento y transformación.
Recuerda, la terapia es una herramienta poderosa para el cambio personal. ¡El cambio está en tus manos, sigue adelante con determinación y confianza!
Toda experiencia en la vida tiene el potencial de liberarnos. Todo está perfectamente diseñado para ser una oportunidad de crecer y evolucionar.
¡Sigue adelante y confía en tu capacidad para transformarte!
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