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El pasado es sólo una historia que nos contamos.

No podemos cambiar lo que hemos vivido, pero podemos aprender de eso, podemos obtener recursos nuevos para enfrentar la vida de manera diferente. Podemos mirar eso que tanto nos dolió, eso que tanto nos enojó, nos frustró o nos causó dolor de una manera diferente para mejorar nuestro presente.

Podemos empezar por un sencillo ejercicio para trabajar ese trauma.



Quizás esta palabra te suene familiar y es que, de alguna manera u otra, todos en nuestra historia hemos vivido eventos dramáticos, inesperados, donde no vemos solución, no tenemos los recursos suficientes para poderlos solucionar y la biología que nos ha dado algunas estrategias de supervivencia como el ataque o la huida, no las podemos poner en marcha y entonces nos quedamos paralizados.


Es aquí cuando también el tema de no expresarnos, de no poder liberar nuestras emociones, la memoria se queda anclada en nuestro inconsciente y, a veces, en las circunstancias en las que vivimos en el día a día, la memoria emerge recordándonos el dolor, el miedo, el enojo….


La cuestión es: ¿Cómo podemos liberarla?, ¿Cómo podemos trabajarla? Muchas veces creemos que por no estar mirando estas historias o por intentar olvidarlas desaparecen, pero esto es un error. Así que te traigo un ejercicio que te va a ayudar de una manera muy práctica.


¿Te animas a seguirlo?! Cuéntame en comentarios cómo te ha ido😊



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