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Estamos hechas para sentir.

SEXUALIDAD FEMENINA
"No se puede amar lo que no se conoce" Virginia Satir

Hoy en día, en nuestra sociedad aún se tiene la creencia de que las mujeres somos menos sexuales, sensuales, más pasivas y con menos deseo. Se nos plantea la idea desde pequeñas que el hombre tiene mayor instinto sexual, y claramente es falso, pues estamos hechos de la misma esencia humana, donde la sexualidad es el origen de la vida y de una conexión que puede llegar más allá de lo simplemente físico.


Y yo me pregunto, ¿En qué momento se distorsionó la percepción de nuestra sexualidad como género femenino? Esta pregunta me llevó a escribir este artículo que espero disfrutes y te sea útil.


Un Viaje por la historia.


Demos un viaje en el tiempo...antes de la llegada del Cristianismo como religión, en muchas culturas antiguas en todo el mundo se adoraban a Diosas. Estas mujeres hechas deidades representaban la sexualidad, la feminidad, la fertilidad.

Eran imágenes de mujeres empoderadas, que destacaban por su fuerza sexual y poder sensual. Ejemplos: Durga, Afrodita y en México Tlazolteotl.

Con el tiempo, esta imagen cambio, los Dioses que hoy en día se conocen y se veneran, tienen una imagen más idílicamente asexual.


Mirando nuestro pasado como humanidad, cuando los Neandertales se establecieron en poblados, y dejaron de ser nómadas para convertirse en sedentarios, muchas cosas cambiaron:

  • La distribución y apropiación de territorios,

  • La acumulación de riquezas, herramientas, cultivos, pieles, etc.

  • El cuidado y protección de esos territorios con sus mujeres y descendientes.

Estos factores se convierten de vital importancia. Cuidar y mantener dichos bienes acumulados, así como poderlas heredar a los descendientes de la familia.

El rol femenino fue muy importante para lograrlo, pues en este sistema las mujeres eran quienes encomendadas a su hogar, cuidaban las propiedades y los hijos mientras los hombres salían a cazar.

E incluso la mujer se conviertía (y aún lo sigue siendo) en un sentido más biológico, el territorio de sus machos, para garantizar que los hijos que se procrearan serían de sangre de su padre.


Las familias se tornan después un sistema de confianza y perpetuidad, no solo de la buena genética, sino de dichos bienes acumulados. Y la virginidad toma un papel muy importante posteriormente, como un sello de calidad y garantía de perpetuidad de este "paquete genético-territorial".


Se crea más adelante la institución del matrimonio, que además de continuar con el objetivo mencionado anteriormente, es bien visto en la sociadad y genera un estatus. Y si la mujer cometía adulterio podía incluso ser condenada a la muerte (en el caso de los hombres esto no era así)


Era tan fuerte el estigma social y la necesidad de alcanzar dicho estatus, que las mujeres eran educadas toda su vida para conseguir un buen marido y formar una familia, y aquellas que pasaban de los 20 años sin haberse casado podían considerar mejor alternativa internarse en un convento.

Claro que las había aquellas que renegaban de estas leyes y eran mal vistas para la sociedad, incluso en algún momento de la historia fueron acusadas de ser brujas y quemadas en la hoguera (alrededor de 50,000 mujeres tuvieron este destino).


En el renacimiento, el arte permitió romper un poco con la imagen clásica, empoderando a la mujer y dándole un sentido más sensual, como por ejemplo El nacimiento de Venus de Boticcelli.

Pero en el siglo XIX aparece el famoso cinturón de castidad, que regresa a la sexualidad femenina a la represión y orientación exclusiva de reproducción.

Esta lucha por la aceptación y respeto por nuestra verdadera esencia sensual y sexual nos ha traído subversión, represión, control y minimización del potencial de nuestra sexualidad femenina. Y muchos más costos no menos importantes, como la desvalorización, y hasta la pérdida de vida de muchas mujeres por atreverse a ser.


Desde años antes de Cristo, se tiene registro de la profesión más antigua: las prostitutas, que rompían completamente con estos esquemas, y que sin tener estatus social tenían tanta influencia, e incluso llegaban a tener desarrollo más intelectual que el resto de las mujeres, más dueñas de si y de sus opiniones, pues no estaban condicionadas al sistema.




Ahora la lucha también es contra nosotras mismas


Llegando a nuestros tiempos, el control de la sexualidad también se comenzó a dar por la moda, a través de la vestimenta.

Y a pesar de que se empieza a relajar un poco el concepto de la mujer virginal con nuevos iconos o símbolos que fortalecían la imagen de la sensualidad y sexualidad femenina (como Marilyn Monroe, Sophia Loren entre otras) comienza la lucha contra nuestros propios cuerpos para lograr la utópica perfección que proyectaban y aún siguen proyectando los medios.


Con una imagen femenina sin curvas, con mayor delgadez, confrontándonos con la realidad en espejo de un ideal inalcanzable para la mayoría, generando frustración, desvalorización, y trastornos (emocionales y mentales) de imagen y de alimentación (bulimia y anorexia) que han llevado a varias mujeres a la muerte.


Sumándole a esto la fuerza de las creencias grabadas desde la infancia con los cuentos de hadas que leíamos o escuchábamos durante años, con la idea del “príncipe azul” o el “vivieron felices para siempre”. Donde las princesas tenían que cumplir con el esquema de ser ingenuas, inocentes y virginales para ser elegidas por